La primera casa de acogida
A Bandar Baru, entre arrozales, plantaciones y bosques, está la semilla de nuestro proyecto. La tierra es fértil, pero pertenece a los ricos. A los pobres les quedan sólo pequeños campos para llegar a final de mes. Basta poco, por ejemplo la enfermedad de un padre o una madre, y la familia se rompe. No hay sanidad, ni asistencia social. Aquí en 1971 fray Ferdinando plantó una semilla: la primera casa de acogida para niños huérfanos o abandonados por las familias.
El orfanato Belén
Hoy el orfanato Belén, construido en 1992 con los fondos de la Caritas Antoniana, acoge a un centenar de niños y chicos de 14 a 17 años. Aquí todos estudian y trabajan. El despertador a las 5, a las 6 la oración, después el desayuno y la escuela, de las 7.30 a las 14.00. Después de comer la limpieza de la casa y de los animales y el trabajo en el huerto. A las 18.00 las vísperas y el rosario. Después la cena, el estudio y a las 21.30 a dormir.
Puede parecer un régimen demasiado duro para estos pequeños, pero fray Thomas, el responsable del proyecto, me explica: «Fuera está lleno de droga, alcoholismo, juego de azar. No hay perspectivas, no hay trabajo. Los chicos están expuestos a cualquier tipo de dependencia». Percibo entonces la armonía que reina en este lugar. Todos está contento de hacer lo que les toca. Son una verdadera familia.
Una esperanza después del orfanato
«¿Qué os gustaría ser de mayores?» Pregunto. «Yo quiero ser jugador de fútbol» proclama Joannes, 9 años. «Yo profesora» dice tímidamente Rosa, 17. «Él será agricultor» gritan los chicos mirando a Denis, 12 años. Matyu, 13 años, con un crucifijo entre sus manos, sueña con convertirse en fraile. Entre ellos también están Tina, 16 años, la bordadora, e Ira, 15 años, la peluquera. Todos tienen un deseo, como todos los chicos de la tierra. No podemos decepcionarlos. Ellos son el bosque que crece, el futuro de un país sin sueños.
«Una vez cumplidos los 18 años ya no podemos tenerlos aquí –me dice Thomas–. Tenemos que hacer algo, sino todo el trabajo y el sacrificio se perderán. Allí fuera, solos, ¿qué posibilidades tienen?». Allí fuera están las plantaciones de palma de aceite que se extienden sin fin. Un jornalero gana 5 euros al día por 12 horas de trabajo. Un horizonte demasiado estrecho para cultivar un sueño.
Trabajamos para ofrecer trabajo
A dos horas de Bandar Baru, en la ciudad de Tiga Juhar, aparte de la naturaleza exuberante, no hay casi nada. Los más penalizados son los niños que viven en estado de abandono, mientras los padres trabajan en las plantaciones hasta que llega la noche. Y precisamente en esta zona los frailes querrían hacer fructificar esas jóvenes plantitas llenas de sueños crecidas en Bandar Baru.
«Con vuestra ayuda queremos construir en Tiga Juhar las escuelas media y superior y usar las 20 hectáreas que tenemos a disposición para poner en marcha una plantación» explica Thomas. «Los mejores en la escuela tendrán la posibilidad de convertirse en profesores o educadores en la nueva estructura y los que no son muy buenos en el estudio, la posibilidad de tener una casa y un trabajo en la futura plantación».
Para hacer fructificar en seguida el terreno habría que plantar la palma de aceite. Pero los frailes quieren apostar por el cambio. Por esto han elegido el salak, una palmera exótica, de fruto abundante y muy apreciado. Es un proyecto piloto, guiado por los agrónomos del Estado, con el objetivo de introducir plantaciones más respetuosas del ambiente. La palma de aceite en algunas zonas ha creado verdaderos desastres ambientales. «No se puede siempre esperar» – afirma fray Thomas–. «Alguien un sueño, tiene que poder plantarlo».
EL VIDEO del proyecto
Las HISTORIAS
Grace
Immanuel
Fray Thomas
Immanuel, buscando un padre
Los NÚMEROS del proyecto
PROYECTO
Construcción de un edificio para la escuela media y superior
-20 hectáreas cultivadas de salak
DONDE
Tiga Juhar, provincia del Norte de Sumatra
-Indonesia
BENEFICIARIOS
Los 100 chicos del orfanato de los frailes de Bandar Baru
-Los niños y los chicos de Tiga Juhar y alrededores
PERIODO
Principios de junio de 2015
-Final previsto: antes del fin de 2016
Los objetivos
Somos la Cáritas Antoniana
Cada año, gracias a las redes de solidaridad creadas junto con los misioneros, llevamos a cabo unos 150 proyectos en más de 40 países de todo el mundo, mejorando gracias a ellos el acceso a los servicios básicos y las condiciones de vida de apróximadamente un millón de personas.
Cáritas Antoniana es la organización sin ánimo de lucro a través de la que los frailes de la Básilica de San Antonio de Padúa realizan proyectos de caridad, solidariedad y desarrollo en todo el mundo.
Estar allí donde no hay esperanza, ésta es nuestra misión.
Queremos llegar hasta los "últimos", llevando a cabo proyectos a medida de las comunidades locales y solicitados directamente por ellas, en una óptica de desarrollo y no de simple asistencia.
Salud, escolarización, acceso al agua, promoción de los derechos y la dignidad de las personas son los valores que están al centro de nuestro trabajo. Ayudamos sobre todo a los jóvenes (niños, adolescentes y estudiantes) a construir un futuro mejor para ellos mismos, sus familias y los países en los que viven.
DONA AHORA
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Basilica del Santo
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